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Mar, Lug

El pasado domingo 30 de junio, Solemnidad del Apóstol San Pablo para la Familia Paulina, tuvo lugar en nuestra Casa-Seminario de El Hatillo, el Rito de Consagración del nuevo altar de la Capilla Mayor, a cargo del Excelentísimo Monseñor Lisandro Rivas, Obispo Auxiliar de Caracas.

En cumplimiento de las prescripciones del Rito, al nuevo altar se le incrustó una reliquia del Beato Timoteo Giaccardo, primer Sacerdote Paulino y primer Vicario General de la Sociedad de San Pablo, además de destacado periodista y escritor. De igual modo, se procedió a la bendición y entronización de una nueva imagen del Beato Santiago Alberione, la cual trae incorporada consigo, una reliquia suya de primer grado la cual fue donada por nuestros hermanos de la Provincia de Brasil - Portugal - Angola en la persona a los cuales agradecemos este gesto fraterno.

La construcción del nuevo altar y presbiterio en mármol venía ejecutándose desde hace varios meses, gracias al invaluable esfuerzo e iniciativas para la recaudación de recursos, llevadas adelante por un nutrido grupo de Cooperadores Paulinos de El Hatillo. Esta obra se inscribe también en el marco de la gestión de reestructuración que el R.P. Carlos Astorga, SSP como Superior de la Comunidad, viene realizando para revitalizar nuestra Casa-Seminario. A nuestros queridos Cooperadores y al Padre Carlos, le damos un gran ¡Enhorabuena! por la conclusión de estos trabajos, y por su dedicación y esforzado trabajo.

La ocasión de celebración de nuestro patrono San Pablo y la consagración de este nuevo altar, fue propicia también para ir entrando en espíritu de comunión con la Iglesia Venezolana, que el próximo martes 02 de julio, celebrará el 125° Aniversario de la Consagración de Venezuela como República del Santísimo Sacramento. Para nosotros los Paulinos Venezolanos este hecho no es baladí, ya que nuestro Fundador recibió su inspiración profética de la hostia consagrada, y dado a que nuestra máxima devoción paulina al Divino Maestro, nos lleva a reconocerlo con reverencia y piedad, de un modo más especial, en la cátedra del Altar y del Tabernáculo, en donde nos espera a todos para enseñarnos el camino a la vida verdadera que nos conduce al Padre.

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